Un perro cenizo con un lucero en la frente irrumpio en los vericuetos del mercado el primer domingo de diciembre , revolco mesas de fritangas, desbarato tenderetes de indios y toldos de loteria, y de paso mordio a cuatro personas que se le atravesaron en el camino. Tres eran esclavos negros. La otra fue Sierva Maria de Todos los Angeles, hija unica del marques de Casalduero, que habia ido con una sirvienta mulata a comprar una ristra de cascabeles para la fiesta de sus doce anos.